El primer asesinato

El anillo perdido del Papa Luna
Final del capítulo I

Se encontraba agachado, buscando en los bolsillos de aquella vieja gabardina, cuando oyó un grito detrás de él.
—¡Alto! ¡No se mueva!
El grito resonó entre las murallas de aquel castillo situado en lo alto de una roca sobre el mar.
Se giró y vio a dos policías, que le apuntaban con sus armas. Los policías habían acudido a la llamada de un vecino, que había oído unos gritos y lo que parecía el ruido de dos disparos. Efectivamente, había habido dos disparos, en el suelo yacía un cuerpo sin vida, a los pies de quien, minutos antes, hurgaba en los bolsillos de la gabardina de la víctima. 
No acertó a decir palabra, mientras los policías lo esposaban. Lo introdujeron en el coche patrulla y se fueron; llevándose detenido, como presunto autor del asesinato, a Jaime Ribas.

Los policías acordonaron la zona. La víctima era un hombre de unos setenta años, con una abundante barba canosa, llevaba una gabardina gris muy desgastada. Todo apuntaba a que se trataba de un vagabundo.
La policía científica peinaba los alrededores del castillo en busca de pruebas. Mientras, el forense examinaba el cadáver, tenía dos orificios de bala. Habían descartado el robo, pues el tipo que yacía muerto, tenía todo el aspecto de ser un vagabundo, además la víctima olía a alcohol. Continuó inspeccionando el cadáver con la mirada, entonces vio algo extraño para ser un vagabundo. Decididamente, el móvil del crimen no podía ser el robo, pues llevaba un gran anillo en el dedo. Se agachó y miró con detenimiento, vio en el anillo la imagen de un pescador, San Pedro, echando la red. Era el anillo de un Papa, el llamado Anillo del Pescador.
 No podía tratarse del Pontífice, no tenía ningún rasgo en común con el Papa; además, éste se encontraba en el Vaticano y, supuestamente, el anillo Papal estaba en su posesión. Si el anillo hubiera sido robado todo el planeta se hubiera enterado de la noticia. Así que, seguramente, se trataría de una magnifica imitación.